De infinitos mares de alquitrán emergen figuras embozadas en
capas negras, capas que quizás las protejan de su propia visión. Avanzan con
dificultad por extensiones de oscuro engrudo, guiadas por una rutina sin fin ni
fundamento, simplemente caminando, con deambular taciturno, sin destino ni
lugar. Mientras tras de ellas, vigilantes, se elevan torres y edificios, inhumanos,
del mismo modo que marchitas espigas de trigo luchan por alcanzar un furtivo
rayo de luz que las devuelva a la vida, rasgando el enjuto cielo, a la espera
del alimento celestial que desde hace tiempo no brota de sus pechos, vacíos por
la avaricia de la especie.
Una serie inquietante y francamente atracftiva.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias Dámaso
EliminarAbrazos!!!!
Una serie magistral... De lo más original que he visto últimamente. Siempre es un placer ver cómo exploras nuevos caminos...
ResponderEliminarUn saludo...
Muchas gracias Mario por tus palabras, me alegra que te guste mi obra, pero es gracias a todos los que visitáis este blog, lo que hace posible todo esto.
EliminarGracias a ti por visitarlo
Abrazos!!!